PRIMAL SCREAM - Riot City Blues (2006)


Sin duda, la mejor manera de retomar la inspiración ante nuevos retos es parar, darte un respiro y hacer lo que más te gusta. Algo así es lo que han hecho Primal Scream con su último disco, Riot City Blues, un desbocado y elocuente homenaje al rock y al blues más arrebatado.

Diversión, desparrame y desparpajo sin concesiones ni complejos, en un disco de emociones primarias a flor de piel, rebosante de rock grasiento y con unas acertadas gotas de lisérgica psicodelia, que enamorará a los que como a mi, les encantan los Primal Scream más stonianos, y que por el contrario horrorizará (¿?)a sus seguidores más modernos y electrónicos. Chicos, la controversia vuelve a estar servida, pero nosotros estamos de enhorabuena.

Si te gustó aquel maravilloso Give out but don’t give up que Primal Scream editaron en 1994, seguro que te gusta este Riot City Blues. Pero cuidado, Riot City Blues no es un clon de Give out. Tiene un sonido más sucio y crudo, y es más acelerado, ya que donde en aquél había emotivos ejercicios de soul sureño, aquí tenemos iracundos ejemplos de boggie y R&B, existiendo en todo el disco, únicamente dos momentos donde el frenesí y la excitación dejan paso a la introspección y el recogimiento, la psicodélica e intensa Little death, con su espeluznante e insano ambiente y la preciosa balada de soul sureño, Sometimes I Feel so lonely , con esa nostálgica armónica que parece rescatar el espíritu del mejor Arthur Alexander y que cierra el disco de una forma impresionante.


Un disco que se abre con Country Girl, una de las canciones más rotundas que han hecho Primal Scream últimamente. Un single perfecto, de rock pegadizo y contundente, con un estribillo demoledor, y una enloquecedora mandolina. Insisto, una canción rotunda, con la fuerza de los Stones y la magia de los Faces de mi adorado y malogrado Ronnie Lane. Stones-Faces, demoledora combinación que explota con toda su crudeza en otros momentos del disco, como en la poderosa, desgarrada y vibrante Nitty Gritty, hija bastarda del fantástico Sticky Finger de los Stones; en ese blues acelerado y enloquecedor que es 99th floor con esa penetrante guitarra; en la sudorosa y grasienta We’re gonna boogie, pedazo de entrecortado R&B negroide, donde las guitarras ceden el protagonismo a una exultante armónica; en la campestre y vital Hell's Comin' Down, que me recuerda a los Slim Chance de Ronnie Lane y cómo no, en la que será su nuevo single, Dolls, un perfecto y excitante ejemplo de descarado, presumido y narcisista “dulce rock & roll”, repleto de furiosos e impactantes guitarrazos.

Como veis, un disco que no enseña nada nuevo, pero que desprende un intenso y acertado sabor añejo, realizado con muchas ganas y entusiasmo, como si de unos principiantes se tratara, y que rezuma buen rollo por los cuatro costados. Un disco, donde también hay cabida para ese rock violento y acelerado, marca de la casa de los últimos años, pasado por la trituradora del punk, aunque esta vez sin aditivos ni envoltorios electrónicos, como es el caso de la explosiva Suicide Sally & Johnny Guitar, y de la más calmada y algo lisérgica When the bomps drops.

Lo dicho, algunos estamos de enhorabuena. Primal Scream se han vuelto a dejar llevar por sus instintos más primarios, y nos han regalado un excelente disco de rock, como el que a ellos le gusta, hecho con mucha pasión y desparpajo.

Nota: las fotos las he tomado prestadas de Webadelica

Publicado el  21/06/2006 en Sensaciones Sonoras en La Coctelera

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