MILLIE JACKSON - It Hurts So Good (1973)

Millie Jackson es dueña de una poderosa voz, que exprime con una rotunda intensidad en cada tema que interpreta. Es una de esas apuestas seguras que uno no debería obviar cuando anda en busca de esa intensidad sonora y fiebre emocional, que desprenden los viejos discos de funk y soul sureño de finales de 60 y primeros 70, que vieron la luz en aquellos míticos estudios de Alabama, denominados Muscle Shoals.

It Hurts So Good, el segundo disco en la carrera de este vocalista negra, de origen norte americano, llamada Millie Jackson, editado por el sello Spring en 1973, es un claro ejemplo de esto. Un espléndido disco de soul robusto y bien armado, donde predominan el desgarro emocional y el acento sureño, moldeado alrededor de guitarras grasientas y febriles e impetuosos vientos, pero donde también tienen cabida, inesperados acercamientos a los clásicos sonidos de Motown y Philadelphia, además de efectivos ejercicios de ese sudoroso funk que predominaba en aquel momento, tan repleto de groove, y que aquí bascula entre la elegancia de Curtis Mayfield y la energía primaria de Jame Brown, y claro, todo ello supeditado al protagonismo estelar de Millie Jackson, que a lo largo de estas canciones nos muestra todo ese poderío vocal que la caracteriza, con ese torrente de voz, que a mi modo de ver la sitúa entre las mejores vocalistas de soul de todos los tiempos, muy cerca de algunos de mis mayores mitos del género como Aretha Franklin, Etta James o Irma Thomas.


Cálido e intenso en todos y cada uno de sus temas, en It Hurts So Good podríamos decir que sobresalen con luz propia sus arrebatos funkies más groovies como la estupendas Hipocresy y Breakaway, esta última con un piano eléctrico realmente endemoniado, sus sugerentes y tórridos temas de ritmo aparentemente pausado, pero lleno de groove, que siguen las enseñanzas de Curtis Mayfield, y revolotean sudorosos alrededor del funk más envolvente e insinuante, salpicados de wah wah, y aderezados con majestuosos arreglos de cuerdas, como I cry, y Help yourself , sus arrebatadas baladas de profundo aroma sureño como Good to the very las drop y It Hurts So Good, y esas sorprendentes Don't send nobody else, Love doctor y Close my eyes, esta última con un descarado toque Motown, que cambian el tercio, con un giro descarado hacia la pista de baile, de cuidados arreglos, y pegajoso ritmo, que deberían ser indiscutibles clásicos del modern soul. Temas que por otro lado demuestran gran versatilidad por parte de Millie Jackson a la hora de elegir la composición del disco, que parece querer controlar hasta el mínimo detalle coproduciéndolo junto a Brad Shapiro. Un disco que por otro lado cedió los espléndidos Love doctor y It Hurts So Good a la banda sonora de Cleopatra Jones, una de las mejores bandas sonoras de ese género cinematográfico que arrasaba en los 70 entre la comunidad afroamericana, denominado Blaxploitation.

Sin duda, una apuesta segura y que no me cansaré de recomendar si quieres seguir adentrándote en el cálido e intenso soul-funk de comienzos de los 70.

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